Anna Fons
La vulnerabilidad es un tema con el que nos cuesta mucho conectar. Da mucho miedo. Darte cuenta de que todo es efímero, incluso tú mismo, es un trabajo duro. Y aún más, aceptarlo. Cada uno de nosotros siente la vulnerabilidad de forma distinta y en momentos diferentes. Aunque es importante que te des cuenta de que está cada día en tu vida.
Muchas veces esta experiencia está asociada a las vivencias que cada uno de nosotros hemos tenido, al modo en que nos han educado y el contexto social en el que vivimos. Además, hay también diferentes intensidades. Hay sensaciones de vulnerabilidad muy grandes y potentes y hay otras que son más cotidianas. Por ejemplo, una vulnerabilidad pequeña se puede dar cuando llega la hora de terminar un café con un gran amig@. Cuando te das cuenta de que ya se ha terminado y tardaras algún tiempo en poder volver a quedar.
Diferentes situaciones
En esta situación, si la realizas de forma consciente, puedes conectar con un montón de sensaciones y emociones. Un momento de vulnerabilidad intenso es cuando recibes información sobre algún posible problema de salud. Puede ser tuyo o de un ser querido. Es interesante saber cómo te sientes tu cuando hay vulnerabilidad.
Que diferencias hay según la intensidad que sientes. Generalmente, nos replanteamos las cosas cuando la sensación de vulnerabilidad es intensa. Me planteo si no sería mejor irnos entrenando en realizar pequeños cambios en la vulnerabilidad de nuestra vida cotidiana para poder afrontar mejor las situaciones más complicadas. ¿Cómo lo ves? De momento, en mi experiencia es difícil…
¿Qué hacer?
Ante la vulnerabilidad, ¿qué haces con ella? Normalmente nuestra reacción es rechazarla. Cambiar de página y buscar un espacio dónde desaparezca. Esto está bien si en esos momentos sientes que no eres capaz de estar con ella. Aunque, si lo hacemos siempre, la vulnerabilidad que sentimos no va a cambiar.
Puede que incluso se vaya haciendo más intensa. Aprender a estar en la vulnerabilidad es aceptarla. En una sociedad en la que se nos presenta que podemos controlar todo lo que nos sucede, darnos cuenta de que no es así, cuesta. En mi experiencia me hacía sentir al principio como si fuera más débil. Cuando aceptar la vulnerabilidad te hace más resiliente.
¿Qué podemos hacer para estar en la vulnerabilidad? En mi experiencia vital lo que más me ha ayudado es simplemente estar, desde el sentir. Sin querer hacer nada. Ni construir pensamientos, ni pensar en hacer cosas. Sentirla desde la amabilidad hacia mí misma. Es muy interesante realizar esta práctica durante una meditación formal. Sentir las sensaciones desde el SER diciéndote ahora estoy así. Esto es lo que tengo.
Estar en todas las sensaciones
En esta sociedad tan dual, estar en las sensaciones desagradables es como extraño. Todos queremos salir de ellas. Pero sabemos que esto no es la vida. Quizá salir de esta dualidad y sencillamente estar en TODAS las sensaciones que hay. Verlo como una oportunidad de entender más como estas y moverte desde este sentir.
A mi modo de ver, la vida es vulnerabilidad. Es querer, dándote cuenta de que vas a perder lo que quieres. Es darte cuenta de que, en algún momento, lo que no quieres aparecerá en tu vida. Vivir la vida tal y como aparece delante de ti, intentado mover nuestra mente de la dualidad en que nos han educado, a simplemente, vivir la vida que tenemos el privilegio de vivir.
Deja tu comentario