La Universidad de Harvard ha llevado a cabo uno de los estudios más exhaustivos sobre la salud y el bienestar de las personas. Durante casi 80 años, los investigadores siguieron las vidas de más de 700 individuos desde que eran niños y adolescentes hasta la vejez. Una de las principales conclusiones que se extrajeron de esa investigación es que tener mecanismos para gestionar el estrés y la ansiedad puedes proporcionar grandes beneficios a lo largo de toda la vida. Por ese motivo, herramientas como el mindfulness pueden ayudarnos a cultivar una mente sana y feliz.

Los científicos de Harvard comenzaron el estudio a finales de la década de los años 30 del siglo pasado. En la investigación participaron voluntariamente 268 estudiantes de segundo año del Harvard College y 465 niños del centro de la ciudad de Boston. Usando cuestionarios, entrevistas, registros médicos, análisis de sangre y escaneos del cerebro, los investigadores monitorizaron la salud física y mental, así como la trayectoria laboral, relaciones sociales y vida amorosa de todas esas personas.

Tras analizar todos esos datos, estas son las cinco grandes lecciones que el equipo de investigación concluyó que conducen a una buena vida:

1) Una infancia feliz es importante

Tener una relación afectiva satisfactoria con los padres en la infancia es la mejor base para tener relaciones cálidas y seguras con las personas cercanas durante la edad adulta. Los investigadores descubrieron que tener una infancia feliz favorece la posibilidad de que se tengan relaciones más seguras con los cónyuges a los 80 años. Las personas que tienen una relación cercana con al menos un hermano durante la infancia tienen menos probabilidades de deprimirse a los 50 años. Asimismo, haber disfrutado de unas relaciones más cálidas en los primeros años de la vida favorece una mejor salud física en la edad adulta y la vejez .

2) Fomentar el bienestar de niños y adolescentes puede aliviar el dolor de una niñez difícil

Las personas que crecen en entornos infantiles difíciles (familias desestructuradas o con incertidumbre económica) envejecen menos felices que aquellas que tienen una infancia más afortunada. Pero cuando estas personas poco afortunadas alcanzan la mediana edad (entre los 50 y los 65 años), aquellos que son mentores de la próxima generación, guiando a los niños y adolescentes en el hogar o en el trabajo, son más felices y están mejor adaptados que aquellos que no lo hacen. El tipo de maduración necesaria para nutrir a las personas más jóvenes también parece reducir parte del dolor de haber crecido en circunstancias complicadas.

3) Gestionar con eficacia el estrés tiene beneficios para toda la vida

Todos tenemos diferentes maneras de vivir el estrés y la ansiedad. Algunas personas tienden a ignorar los hechos incómodos, mientras que otras son más propensas a enfrentarse de forma directa con ellos. Hay personas que, por ejemplo, cuando están enojadas con su jefe tienden a evitar el conflicto y optan por “olvidar” la situación. No obstante, es común que las personas que tienen este tipo de conductas, desconectadas de sus sentimientos y emociones, también empiecen a olvidar importantes fechas y datos para su actividad laboral.

Los investigadores han descubierto que las personas que, en lugar de alejarse de la realidad, optan por involucrarse y conectarse con ella (por ejemplo, comentando sus preocupaciones con el jefe), tienen mejores relaciones con los demás.

Esta capacidad de conectar con ellos mismos y con lo que les sucede, con un estilo de afrontamiento más proactivo, hace que también les sea más fácil a los demás entenderse con ellos, lo que facilita que las otras personas quieran ayudarlos. Los individuos que gestionan mejor el estrés y la ansiedad acaban teniendo mejores relaciones y más apoyo social, lo que favorece un envejecimiento más saludable. Las personas que usan estos mecanismos de afrontamiento más adaptativos en la mediana edad, también acostumbran a poseer mentes que se mantienen más lúcidas a pesar del paso del tiempo.

Los momentos y circunstancias estresantes son inevitables en la vida, pero para ser feliz es imprescindible no caer en los pensamientos obsesivos (rumiación) y enfocarnos en sentir el presente. Es por ese motivo que el mindfulness puede ser una herramienta muy valiosa para no abrumarnos por nuestros problemas.

4) Romper los malos hábitos antes marca la diferencia

Al observar el hábito de fumar de las personas a lo largo de la edad adulta, aquellos que dejan el tabaco antes tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades pulmonares a medida que envejecen. También tienen más probabilidades de vivir más tiempo que las personas fumadoras o que dejan el tabaco más tarde. Asimismo, levantarse del sofá y comenzar a hacer ejercicio más temprano en la vida predice que la persona se mantendrá saludable por más tiempo, que su cerebro estará más activo y que su sistema inmunológico será más fuerte.

5) El tiempo que pasamos con los demás nos hace más felices

Las personas que consideran que el tiempo compartido con los demás es la parte más importante de la vida suelen ser también las más satisfechas. El tiempo con otras personas nos hace más felices en el día a día, y el tiempo con una pareja cercana nos protege contra los cambios de humor asociados a la vejez y al aumento del dolor físico.