El instructor de Mindfulness Eduard Miquel

Eduard Miquel

[email protected]

www.eduardmiquel.com

En las últimas décadas, la práctica de la conciencia plena se ha expandido por occidente. Ese éxito también han provocado, como resultado colateral no deseado, que proliferen ciertos malentendidos y clichés equivocados sobre lo que es y lo que no es esta práctica. En este artículo, el instructor Eduard Miquel aclara algunos equívocos sobre el Mindfulness.

1. Mindfulness es budismo aguado. Mindfulness, es decir, prestar atención a lo que está sucediendo con una actitud de apertura y curiosidad, es una capacidad básica e innata de la mente humana, que no puede atribuirse exclusivamente a ninguna escuela o religión. Sin embargo, mindfulness hereda de la tradición budista prácticas contemplativas que vertebran su disciplina, a la vez que las integra con conocimientos de la ciencia moderna y las contextualiza a través de un lenguaje laico.

2.Mindfulness pretende crear un estado mental ilusorio en el que todo es bonito. Mindfulness no es una técnica evasiva, sino que supone indagar de forma amable y curiosa los asuntos que crean dificultad y dolor. Paralelamente, la  práctica de mindfulness facilita también saborear mejor las situaciones agradables que resultan saludable.

3.Mindfulness supone ‘rayarse’ en lo que no funciona. Indagar de manera curiosa y amable la dificultad y el dolor implica, efectivamente, no dar la espalda a lo que no funciona. Pero esto no significa restregarse en exceso, sino al  contrario: la práctica de mindfulness aumenta la capacidad de afrontar la adversidad, potenciando la resiliencia y, por tanto, disminuyendo el impacto (tanto en duración como en intensidad) que las situaciones estresantes producen.

4.Mindfulness es una moda pasajera, tiene los días contados. Se cree que mindfulness es sólo la última tendencia que la industria del bienestar ha creado para vender más y más caro. Y es cierto que mindfulness ha vivido un auge impresionante durante las últimas décadas y que el peligro de ‘hipercomercialización’ de la práctica contemplativa existe.

Sin embargo, cabe decir que estas prácticas tienen siglos y siglos de antigüedad y que han sobrevivido a los azares de la historia. Y si bien pueden existir actualmente propuestas formativas con fines meramente lucrativos, uno de los principales compromisos que suscribimos los instructores formados a través de protocolos garantizados (avalados por la Asociación de Instructores de Mindfulness-MBSR) es encarnar con integridad la práctica de mindfulness, cultivándola, profundizando en ella y en formación permanente para mejorar a nivel personal y profesional.

5.Mindfulness no tiene una base científica. Actualmente se publican anualmente más de 600 artículos científicos con la etiqueta mindfulness, lo que ha permitido con el tiempo distinguir qué funciona y qué no, y dar mayor consistencia a la utilidad de entrenar la mente con mindfulness. De hecho, en el blog de la Asociación nos hacemos eco periódicamente de algunas de estas investigaciones realizadas por universidades de todo el mundo. Sin embargo, hay que asumir con humildad, y al mismo tiempo como una oportunidad de descubrimiento, que el cerebro y la mente humana son ámbitos de investigación científica con un vasto campo por recorrer todavía.

6.Mindfulness es una nueva versión de explotación que tiene el capitalismo. Hay quien cree que la penetración de la práctica de mindfulness en entornos empresariales responde a la voluntad de hacer más eficiente el capital humano y tenerlo más alienado del proceso productivo. Pero en realidad, investigar la experiencia con atención para una mayor conciencia y conocimiento, que es propiamente la finalidad del entrenamiento de mindfulness, lleva a dotar de mayor sentido a los propósitos personales del individuo a la vez que a incrementa su sentido de interconexión con las personas, la comunidad que le rodea y el planeta en el que vive.

7.Mindfulness es asunto de faquires: dejar la mente en blanco y no sentir nada. La práctica de mindfulness no pretende crear un estado mental concreto, sino que más bien busca familiarizarse con los múltiples procesos mentales que se van sucediendo constantemente. Por ello, lo que se persigue es adquirir un mayor conocimiento de los mismos y desarrollar conductas conscientes más responsables. Y si bien las prácticas de mindfulness contienen siempre mecanismos que aquietan la agitación mental, para poder observar mejor, anular cualquier pensamiento no forma parte de los propósitos de la práctica.

8.Mindfulness va de religión, espiritualidad o cuestiones de fe. Mindfulness no aborda debates filosóficos o teológicos sobre cuestiones trascendentes sobre teología, el espíritu o el alma, sino aspectos de la psicología humana para vivir mejor en lo cotidiano. Por eso es una práctica accesible tanto para personas adscritas a algún credo como también para personas agnósticas.

9.Mindfulness te convierte en blando e ingenuo. Creer que, como la práctica de mindfulness aquieta la agitación mental, convierte a quienes la practican en seres más pasivos e ingenuos es una confusión y un estereotipo. De hecho, penetrar en la observación de la mente sirve para tomar mayor conciencia de cómo ésta funciona y para discernir mejor los múltiples estados que la caracterizan. Esto supone disponer de un radar interno más afinado, que facilita que las conductas sean más conscientes y eficaces, y que la toma de decisiones sea más óptima.