Un estudio, publicado en Biological Psychiatry, ha revelado que la meditación consciente activa mecanismos cerebrales distintos a los de la respuesta placebo para reducir el dolor. El estudio, realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego, utilizó avanzadas técnicas de imágenes cerebrales para comparar los efectos de la meditación consciente y el uso de una crema placebo en la reducción del dolor.
El dolor es una experiencia compleja y multifacética, influenciada por factores psicológicos. Un ejemplo bien conocido de cómo las expectativas pueden alterar la percepción del dolor es el efecto placebo, es decir, la mejora de los síntomas tras recibir un tratamiento inerte. Desde hace tiempo se ha pensado que la meditación consciente, utilizada en diversas culturas para el tratamiento del dolor, funcionaba activando la respuesta placebo. Sin embargo, ahora los científicos han demostrado que esto no es cierto.
El estudio de la Universidad de California ha mostrado que la meditación consciente disminuyó significativamente tanto la intensidad del dolor como la incomodidad asociada, además de reducir los patrones de actividad cerebral vinculados al dolor y a las emociones negativas. En cambio, la crema placebo solo redujo el patrón de actividad cerebral relacionado con el efecto placebo, sin influir en la experiencia del dolor subyacente.
Separar el dolor del ‘yo’
«La mente es extremadamente poderosa, y aún estamos trabajando para entender cómo podemos aprovecharla para manejar el dolor», explica Fadel Zeidan, profesor de anestesiología e investigador principal sobre empatía y compasión en el Instituto Sanford de Empatía y Compasión de la Universidad de California en San Diego (EE. UU.). «Al separar el dolor del ‘yo’ y dejar de emitir juicios, la meditación consciente puede modificar directamente nuestra experiencia del dolor de manera que no requiere medicamentos, no tiene costo y puede practicarse en cualquier lugar», añade.
El estudio incluyó a 115 voluntarios, divididos en cuatro grupos: uno que practicó una meditación guiada de atención plena; otro que realizó una meditación simulada (respiración profunda); un tercero que usó una crema placebo (vaselina) que creían que reducía el dolor; y un grupo de control que escuchó un audiolibro. A los voluntarios se les aplicó un estímulo de calor intenso pero inofensivo en la parte posterior de la pierna, y se escanearon sus cerebros antes y después de las intervenciones.
Para analizar los patrones de actividad cerebral, los investigadores emplearon un enfoque llamado análisis de patrones multivariados (MVPA), basado en el aprendizaje automático, que permitió identificar los complejos mecanismos neuronales que subyacen a la experiencia del dolor. Esto incluyó aquellos derivados de estímulos térmicos específicos, emociones negativas y respuestas al dolor influenciadas por el efecto placebo. Así, los investigadores pudieron determinar si la meditación consciente y el placebo activan procesos cerebrales similares o distintos.
Aunque tanto la crema placebo como la meditación simulada redujeron el dolor, los investigadores descubrieron que la meditación consciente fue significativamente más efectiva. Además, el alivio del dolor mediante la meditación redujo la sincronización entre las áreas cerebrales involucradas en la introspección, la autoconciencia y la regulación emocional.
Señal neuronal del dolor
Estas áreas forman la señal neuronal del dolor (NPS), un patrón conocido de actividad cerebral asociado al dolor en diferentes personas y tipos de dolor. En cambio, ni la crema placebo ni la meditación simulada mostraron cambios significativos en la NPS respecto al grupo de control.
«Durante mucho tiempo se ha asumido que el efecto placebo comparte mecanismos cerebrales con los tratamientos activos, pero estos resultados sugieren que, al menos en lo que respecta al dolor, no es así», afirma Zeidan. «Estas dos respuestas cerebrales son completamente diferentes, lo que respalda el uso de la meditación consciente como una intervención directa para el dolor crónico, en lugar de como una forma de potenciar el efecto placebo».
En la medicina moderna, los tratamientos se consideran eficaces cuando superan al placebo. Como este estudio demostró que la meditación consciente es más poderosa que el placebo y activa procesos neurobiológicos distintos, los hallazgos tienen importantes implicaciones para el desarrollo de nuevos tratamientos para el dolor crónico.
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