Andrés Martín (instructor de mindfulness)

Andrés Martín Asuero

 

Con la popularización de Mindfulness o atención plena y la avalancha de pogramas disponibles, hay una gran confusión sobre el alcance de esta técnica y lo que realmente implica. Espero que esto sirva para ajustar expectativas y aclarar ideas sobre el valor de esta práctica:

Mito 1: Es “religión (específicamente, budismo) disfrazada”

Falso. La atención plena es nuestra capacidad inherente de notar, en el momento presente, todo lo que estamos experimentando con una actitud abierta y tolerante. Es una capacidad humana básica que puede ser desarrollada a través de la práctica y la paciencia. Aunque no es propiedad de ningún grupo, el cultivo de la atención plena se puede encontrar en muchas tradiciones contemplativas, aunque la inspiración habitual y el enfoque más completo se encuentra en las enseñanzas budistas. Sin embargo, en el contexto de salud mental o del lugar de trabajo, la práctica de Mindfulness se hace como una forma de entrenamiento mental. Es completamente secular no requiere ningún compromiso con una tradición espiritual o religiosa.

Mito 2: Mindfulness y meditación son lo mismo

Depende. La atención plena es una forma particular de prestar atención que nos permite estar presentes con nuestra experiencia, tal como es; entonces, la meditación es una forma de familiarizarnos con este tipo de consciencia y cultivarla más. Hay diferentes tipos de meditación, al igual que hay diferentes máquinas de ejercicio en un gimnasio que desarrollan diferentes músculos. Las “prácticas personales” guiadas que forman parte de un curso de Mindfulness son esencialmente ejercicios diseñados para desarrollar una actitud atenta, abierta, curiosa y afectuosa en relación con la experiencia personal, en este caso si son meditación .

Mito 3: La meditación trata de poder vaciar la mente

Falso. En la práctica no consiste en detener los pensamientos sino de tratar de volverse más consciente de los patrones únicos de tu mente y eso incluye la naturaleza de tus pensamientos. Con un entrenamiento sostenido y con disciplinada, puedes desarrollar una nueva relación con los pensamientos, más sana y efectiva. Por ejemplo, al reconocer una distracción que te hace perder tiempo, aprendes a volver antes al tema. Al reconocer una reacción impulsiva y desafortunada, aprendes a pararla y a gestionarla mejor.

Mito 4: Mindfulness tiene por objetivo relajarse y descansar

Insuficiente. El objetivo es mejorar la autoconciencia, lo que aumenta la capacidad para gestionarse a sí mismo. Esto, a su vez, te ayuda a mejorar tu bienestar para ser más eficaz en tu vida o tal vez tomar decisiones profesionales más inteligentes. La relajación puede ser un bonito resultado colateral, pero no debe considerarse el objetivo. De hecho, la práctica de la atención plena requiere que “volvamos hacia” la experiencia tal como es. Incluso si eso es incómodo o desagradable. Al afrontar cualquier dificultad con cuidado y curiosidad, te das la oportunidad de aprender de ello y desarrollar formas más hábiles de responder.

Mito 5: Meditar es solo prestar atención a la respiración

Insuficiente. Es una percepción errónea común (probablemente evocada por imágenes de personas meditando) que la atención plena consiste en entrar en un estado relajado simplemente respirando más lenta y profundamente. Si bien existen tipos de respiración controlada diseñados para calmar un sistema nervioso agitado, en la práctica de Mindfulness la respiración se utiliza como ancla para darte cuenta cuando la mente se ha desviado y traerla suavemente de regreso. Con esa actitud hay otros anclajes en los sentidos, como la visión o el oído.

Mito 6: El entrenamiento de Mindfulness es bueno para todos y ayuda siempre

Exagerado. Si bien es cierto que se ha demostrado que las aplicaciones clínicas del entrenamiento de Mindfulness son eficaces en poblaciones amplias, particularmente para la ansiedad, la depresión o tratar síntomas de enfermedades crónicas, también queda claro a partir de investigación que las intervenciones funcionan mejor para algunos grupos que para otros y que hay algunas personas para quienes la formación no es apropiada. Algunos críticos han descrito ciertos cursos de Mindfulness en el lugar de trabajo como una representación de «McMindfulness», porque estas intervenciones suelen implicar prácticas breves y suelen ser superficiales, sin un efecto transformador, y generan decepción.

Mito 7: Puede ser peligroso

Excesivo. La atención en sí misma, como capacidad humana natural, no es peligrosa. Los investigadores asocian mejoras en Mindfulness con el desarrollo de otras características deseables como la resiliencia a las dificultades psicológicas y la calidad de la toma de decisiones. Aunque es cierto que algunos métodos para cultivar atención plena podrían no ser apropiados para algunas personas o en algunos momentos y en intensidades altas. También es cierto que algunas personas pueden encontrar que revisitar una experiencia difícil, incluso a través de una breve práctica de atención plena, no es apropiado para ellos. La evaluación previa para los cursos de Mindfulness realizada por instructores cualificados debería identificar a aquellas personas para quienes la formación puede no ser adecuada como en el caso del trastorno de estrés postraumático.

Mito 8: Mindfulness genera personas pasivas e impide cambios en culturas organizacionales tóxicas o en la sociedad

Falso. Una de las críticas clave a la implementación de cursos de Mindfulness en el lugar de trabajo es que no cambian las malas prácticas de los líderes tóxicos o las culturas organizacionales, sino que se aplican como “tiritas”. Si bien aún es temprano en términos de una base de evidencia sólida, algunas investigaciones han demostrado que implementar Mindfulness, junto con el coaching, marca la diferencia en el liderazgo, fomentando una mayor inteligencia emocional, compasión y responsabilidad social. Por otro lado, hay mucha evidencia que los cursos MBSR facilitan cambios favorables a nivel personal, laboral o de estilo de vida, en la mayoría de los asistentes.

Mito 9: Las empresas están explotando exclusivamente el Mindfulness con fines capitalistas

Quizás, pero no es nuestra experiencia. Nuestros programas en más de 200 organizaciones de todo tipo están orientados a cuidar y cultivar el talento, en organizaciones sanas, donde ya hay buen ambiente de trabajo. Los programas de bienestar o de desarrollo personal, que apoyan muchas empresas, son éticamente sólidos y generan buenos resultados a los negocios. Sin embargo, es esencial que haya una comprensión más amplia de lo que constituye una formación de calidad en Mindfulness y sobre la cualificación del docente para que el curso mejore la vida laboral y la competencia profesional. Nuestra intención es que la práctica de Mindfulness ayude a crear organizaciones más aptas para inspirar el espíritu humano y así facilitar la conciliación del trabajo con la salud, a todos los niveles.