La nomofobia es el síndrome que padecen las personas con una dependencia enfermiza del teléfono móvil, lo cual puede provocar conflictos en las relaciones sociales y problemas de concentración. Para abordar este trastorno y los problemas de ansiedad y dependencia que genera, los especialistas recomiendan alfabetización digital, terapia cognitivo-conductual e intervenciones basadas en Mindfulness.
Nomofobia significa «No Mobile Phone Phobia» (fobia a no tener el teléfono móvil). Es un trastorno que afecta a las personas que temen estar desconectadas de sus teléfonos móviles y que les puede causar ansiedad, alteraciones respiratorias, temblores, sudoración, agitación, desorientación e incluso taquicardia.
Término acuñado en el 2008
Según un estudio publicado en el Journal of Family Medicine and Primary Care, recogido por el diario Times of India, el término nomofobia fue acuñado por la Oficina de Correos del Reino Unido en 2008 para evaluar la posibilidad de trastornos de ansiedad debido al uso excesivo de los teléfonos móviles. En aquel momento, se descubrió que más del 50% de los británicos que usaban teléfonos móviles se sentían ansiosos cuando perdían su teléfono, se quedaban sin batería o crédito en las tarjetas recargables, o no tenían cobertura de red.
Además de los síntomas mencionados, otros signos de que se sufre nomofobia en mayor o menor medida pueden ser los siguientes:
– Comprobar constantemente el teléfono en busca de notificaciones o mensajes.
– Sentirse ansioso o inquieto cuando no se puede acceder al teléfono.
– Pánico o angustia cuando la batería del teléfono está baja o se pierde el dispositivo.
– Pensamientos obsesivos sobre el teléfono o miedo a perderse interacciones sociales o noticias.
– Dificultad para concentrarse en tareas sin el teléfono cerca.
– Síntomas de abstinencia similares a los experimentados con el abuso de sustancias adictivas cuando no se puede usar el teléfono.
Implicaciones para la salud
Las personas que padecen nomofobia se vuelven dependientes de los teléfonos móviles debido a la necesidad de comunicación, interacción social, entretenimiento e información. También sufren por el miedo a perder actualizaciones importantes, mensajes o eventos sociales, y se sienten obligados a estar constantemente conectados. Además, la posibilidad de estar aisladas de las redes sociales les genera mucha ansiedad.
La nomofobia puede tener implicaciones significativas para la salud mental y el bienestar de las personas. Puede aumentar el estrés, la ansiedad y los sentimientos de aislamiento, unos trastornos que pueden alterar y reducir el patrón de sueño de quienes la sufren. También puede disminuir la capacidad de concentración y la productividad, provocando un rendimiento académico o laboral deficiente.
Manejar la nomofobia implica adoptar estrategias de afrontamiento saludables para reducir la dependencia de los teléfonos móviles y mitigar la ansiedad que puede generar la dependencia de estos dispositivos. Por eso los especialistas aconsejan:
– Practicar técnicas de Mindfulness y relajación para reducir el estrés y la ansiedad.
– Establecer límites en el uso del teléfono, como designar tiempos o áreas libres de tecnología.
– Participar en actividades y pasatiempos fuera de línea que promuevan la interacción social, la actividad física y la estimulación mental.
– Buscar apoyo de amigos, familiares o profesionales de la salud mental y el bienestar emocional si la nomofobia afecta significativamente la calidad de vida de las personas.
A medida que la tecnología evoluciona y desempeña un papel cada vez más central en la vida diaria, es más necesario abordar la nomofobia y sus desafíos asociados. Por esa razón es esencial promover el bienestar digital, fomentar hábitos tecnológicos saludables y capacitar a las personas para cultivar una relación equilibrada con sus teléfonos inteligentes, para mitigar el impacto negativo de la nomofobia y promover la salud mental y la resiliencia en la era digital.
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