Combinar la terapia habitual para el dolor crónico, causado por ejemplo por la fibromialgia, la lumbalgia o la migraña, con las técnicas de Mindfulness puede ayudar a mejorar la sensación del dolor, la calidad del sueño o el bienestar psicológico general de estos enfermos. Estas son algunas de las conclusiones de la tesis elaborada en la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche por la psicóloga Estela María Pardos Gascón.
El dolor crónico afecta a un tercio de la población en todo el mundo. En el caso de España, se estima que el coste anual de esta afección supone en torno al 2,8% del PIB. Con frecuencia, el dolor crónico se asocia a problemas de salud mental, al abuso de opioides e incluso al suicidio. Por este motivo, el abordaje psicológico del dolor crónico se considera un complemento positivo al tratamiento principal. En concreto, es habitual la aplicación de terapias enfocadas a vincular el pensamiento y la conducta, entre ellas, el Mindfulness o atención plena.
Investigación y estudios
La tesis elaborada en la UMH ha evaluado la eficacia de la terapia cognitiva basada en Mindfulness para el dolor crónico, basándose en una multitud de estudios previamente publicados, así como en estudios propios con pacientes.
En primer lugar, se realizó una revisión sistemática en la que se comparó la eficacia del Mindfulness como terapia en personas con fibromialgia, con lumbalgia y con dolor de cabeza tensional o migraña, así como en personas con un dolor crónico no especificado.
Tras analizar los resultados de 18 estudios previos, la tesis de la UMH concluye que, en pacientes con fibromialgia, la terapia basada en Mindfulness para la reducción en estrés es más efectiva que el tratamiento habitual en combinación con el tratamiento psicoeducativo.
Mejor calidad de vida
En concreto, esta aproximación terapéutica mejoraba el impacto de la enfermedad y su sintomatología. Asimismo, en el caso de personas que sufren de lumbalgia, el Mindfulness superaba el tratamiento habitual en funcionalidad física e intensidad del dolor, aunque su impacto no supera el de otras terapias cognitivo-conductuales.
La terapia cognitiva basada en Mindfulness para tratar el dolor crónico se aplicó a 57 pacientes en tres hospitales de la provincia de Alicante. Los investigadores observaron que los pacientes mejoraban en calidad de vida mental y eran menos propensos a la depresión.
También mejoraba su autoeficacia, la convicción de que pueden valerse por sí mismos, dormían más y eran más resolutivos. Paralelamente, se comparó la terapia de Mindfulness con la terapia congnitivo-conductual. La percepción del dolor y la calidad de vida de los pacientes que aplicaron técnicas de atención plena mejoró significativamente, mientras que los segundos solo constataron que dormir mejor.
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