El impacto que experimentan las víctimas de episodios de violencia y sus familiares directos no finaliza tras la agresión, sino que se mantiene en el tiempo a través de la ansiedad y la depresión. Es lo que los expertos denominan estrés postraumático. Un grupo de científicos de la Universidad californiana de San Diego (EEUU) ha comprobado que el programa de Mindfulness MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction o reducción del estrés basada en la atención plena) reduce significativamente los síntomas de estrés postraumático de las víctimas de la violencia y consigue que aumente su satisfacción por la vida.

Fadel Zeidan

Para llevar a cabo esta investigación, un grupo de víctimas de la violencia con armas de fuego en EEUU participaron en un programa MBSR de ocho semanas. Entre los participantes había 24 personas en duelo, muchas de las cuales eran padres de víctimas de tiroteos indiscriminados, como los perpetrados en Columbine, Sandy Hook, Aurora y Parkland. Las conclusiones del estudio fueron publicadas el pasado mes de marzo en la revista Mindfulness y también han sido recogidas por la publicación Medical Xpress.

Traumas que dejan huella

«Perder a un ser querido por un arma es uno de los traumas más catastróficos«, ha explicado el director del estudio, Fadel Zeidan, profesor asociado de anestesiología en la Facultad de Medicina de San Diego. “Es una mutilación repentina de la vida, sin ningún sentido. Cuando no tienes tiempo para estar con tu ser querido en su lecho de muerte, para llorar y honrar el proceso de muerte de forma natural, un hecho así puede producir un trauma único y un sentimiento de culpa que son bastante difíciles de superar», ha añadido Zeidan.

Para muchos supervivientes, el duelo viene con una sensación de impotencia, una pérdida de confianza en la humanidad y de significado de uno mismo y del mundo que los rodea. Sin estrategias de tratamiento efectivas, muchas víctimas desarrollan mecanismos de afrontamiento desadaptativos o adictivos, y experimentan conflictos posteriores en sus relaciones sociales y carreras profesionales.

Al comienzo del estudio, los participantes mostraron altos niveles de trauma, depresión, dificultad para dormir y duelo, según las mediciones realizadas mediante encuestas psicométricas validadas. Luego completaron un curso de MBSR de ocho sesiones semanales de 2,5 horas y un retiro de silencio de un día. En estas sesiones, se enseñó a los participantes a prestar atención al momento presente, a realizar ejercicios de respiración, practicar la regulación emocional y desarrollar compasión por ellos mismos y por los demás.

Angustia emocional

«Cuando comenzamos, muchos de los participantes ni siquiera podían cerrar los ojos sin ver visiones de los niños que habían perdido», ha comentado Zeidan. Este simple desencadenante a menudo puede llevarlos a hiperventilar y experimentar angustia emocional. Durante el entrenamiento de atención plena, en cambio, se les guio para que tomaran conciencia de sus reacciones físicas y aprendieran a lidiar con ellas antes de que se intensificaran.

«Nuestros datos sugieren que los supervivientes comenzaron a aprender a aceptar sus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos ni tener miedo. Esto les permite notar su dolor sin dejar de estar presentes en el momento», ha añadido.

Después de completar el programa MBSR, los participantes del estudio experimentaron una reducción del 37 % del trauma y del 52 % en el estrés postraumático y la depresión. Las dificultades para dormir se redujeron un 26% y la satisfacción general con la vida de los individuos aumentó un 16%. Las mejoras más significativas se produjeron durante las cuatro primeras semanas de entrenamiento de atención plena, pero los beneficios se mantuvieron en gran medida después del programa MBSR de ocho semanas.

Los beneficios de la práctica

«El entrenamiento de atención plena es como un ejercicio para tu mente, cuanto más practicas, más fuerte te vuelves», ha señalado Zeidan. «Con el tiempo -ha añadido-, este estado de meditación comienza a convertirse en un rasgo personal al que puedes acceder más fácilmente».

Los investigadores se refieren a este rasgo como «atención mental disposicional» y utilizan pruebas estandarizadas para medirlo. El equipo de Zeidan descubrió que, cuanto más aumentaba la atención plena de un participante, mayores mejoras experimentaba en su estado psicológico.

Los investigadores de la Universidad de San Diego están trabajando actualmente en un segundo estudio piloto con más participantes. En el futuro, tratarán de identificar qué elementos del entrenamiento de atención plena son más efectivos para este colectivo, y utilizarán imágenes cerebrales y otras herramientas para investigar la forma en la que el Mindfulness afecta la fisiología de los participantes.