Soy colombiana y, aunque durante un tiempo voy a estar en Londres, siempre digo que uno de los mayores regalos que el Mindfulness me ha hecho es poderme sentir en casa donde quiera que voy. Encontré mi hogar, y está conmigo 7/24. ¡Es una maravilla!
Llegué al Mindfulness gracias a un amigo que llevo en mi corazón y que me acompañó en una crisis emocional, la cual, supe años después, se trataba de una depresión. Y me pregunto: ¿Cuántas cosas nos pasarán en esto de vivir una experiencia humana, habitando este hermoso cuerpo, guiados por esta maravillosa mente, sin tener la menor idea de lo que se trata VIVIR?
En mi caso han sido innumerables eventos, y creía que lo hacía muy bien, que era muy feliz, que vivía con plenitud. Ahora miro hacia atrás agradecida de tantas cosas que me sucedieron para darme cuenta y reconocer cuándo es que realmente vivo en plenitud, cuándo estoy transitando una emoción intensa, cuándo mi mente hace de las suyas antes de que me percate de ello. Woooo!!!
Esto sí que es vivir, notando momento a momento todo, abrazando todo, y haciendo parte de TODO. Simplemente “dándome cuenta”. Mi anterior definición de vida plena era una vida cero malestar, cero incomodidad, por lo que salía despavorida de cualquier emoción que fuera diferente a la esperada, salía corriendo de cualquier situación “incómoda”, incluso de cualquier relación “que no me diera lo que estaba buscando”.
Ahora no salgo corriendo, ahora al menos lo noto, mi rechazo, mi apego, sea lo que sea, soy capaz de notarlo. Y al tomar un poco de distancia de ese ego protagónico, intento comprender lo que esa situación, esa persona, esa emoción, ese pensamiento, tratan de enseñarme para decidir el siguiente paso que quiero dar y avanzar con paz y tranquilidad, sin ataduras.
Caminar con certeza en un mundo impermanente y en total incertidumbre, eso ha implicado para mí el Mindfulness
Acercarse, tener una mínima aproximación a la comprensión del comportamiento de la mente, hace una diferencia abismal. Es muy apasionante y esto es lo que me motiva a sentarme todos los días en mi práctica: Intentar comprender la mente y compartir mi práctica para que los demás puedan comprenderla también y así caminar hacia una vida mas amorosa, compasiva, conmigo y con quienes me rodean. Mi vocación de servir la siento más fuerte que nunca.
Con esta intención, y habiendo tenido la experiencia de 12 años en el sector financiero, inicié LATIWA CONSULTING a inicios del 2017 con el compromiso de formar parte de la evolución consciente de las personas y sus organizaciones. Desde entonces he tenido la alegría de participar en proyectos basados en Mindfulness para los colaboradores de compañías de ingeniería y construcción, contact center, aseguradoras, tecnología, algunas del sector privado y otras del sector público, así como impartiendo MBSR a grupos abiertos.
Cuando tuve la oportunidad de compartir la práctica de Mindfulness con un grupo de jóvenes delincuentes de la ciudad de Medellín que deseaban reinsertarse a la sociedad y dejar sus armas dentro de un programa de la Alcaldía (al que agradezco a Anita y Eli, también instructoras de MBSR, el haberme invitado), pude experimentar lo que es Mindfulness: Estar presente, con el corazón.
Me di cuenta de lo ligera que es nuestra mente para etiquetar, lo inútil que es juzgar, y me di cuenta de lo parecidos que somos todos los humanos, vivimos las mismas emociones, tenemos el mismo deseo de ser felices y lidiamos con esto mientras la mente a veces nos gana la carrera.
Aprendí en carne y hueso lo que es la aceptación y la ecuanimidad. Iba a “enseñarles” y ellos me enseñaron. Por eso nunca quiero olvidar que soy una aprendiz de tiempo completo. Siempre estoy en prácticas
En el caso del Contact Center ha sido sorprenderte observar cómo aumenta la adherencia de los jóvenes que se desempeñan como agentes de la llamada cultura de la compañía, al punto de disminuir el ausentismo y la rotación hasta en un 20%, dos de los indicadores mas sensibles para este tipo de servicio.
Durante el último año he tenido la oportunidad de crear sinergias con diferentes aliados en programas de “liderazgo basado Mindfulness o liderazgo consciente” y “cultura organizacional” con resultados muy positivos.
Mi anhelo es poder seguir compartiendo esta práctica a donde sea que necesite llegar, pero, sobre todo, el de encarnar y ser coherente como instructora y practicante de Mindfulness. Esta es para mí la mejor manera de agradecer a todos quienes han hecho posible el Mindfulness en mi vida, compartir con honestidad, humildad y coherencia momento a momento un pedacito de mí ser.
Con todo mi amor
Olga Lucía Trujillo Mazo.
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